Al
llegar a fines el Siglo XV (1401-1500), después
de la caída del Imperio Romano, el comercio había logrado establecerse entre
Europa y el Oriente, aportando al continente europeo muchos productos como
principalmente las especias, las sedas y los perfumes del Oriente.
Las especias
eran productos vegetales procedentes sobre todo de ciertas zonas del Oriente,
que se usaban como medio de condimentar y hasta hacer comestibles los alimentos.
Éstos eran principalmente el jengibre, la menta, la nuez moscada, el clavo de
olor, el azafrán y, sobre todo, la pimienta, que se consumía en grandes
cantidades. La ruta de su importación a Europa - incluso las que hacían un
trayecto parcialmente marítimo por el Océano Índico - confluía en el
Mediterráneo.
La
navegación había adquirido un nuevo desarrollo. Algunos nuevos elementos habían
permitido que los navegantes con espíritu aventurero se animaran a salir y alejarse cada vez más de las cercanías de las
costas oceánicas. La brújula permitía conocer el rumbo con certeza, junto con las cartas estelares, permitía
determinar bastante bien la posición de los buques. La posibilidad de sustituir las extensas y
costosas rutas terrestres por una ruta marítima, significaba aumentar los
volúmenes de mercaderías y disminuir en igual forma los costos. El mundo de la
navegación representaba, sin duda en esa época una actividad fascinante para
todos los que tuvieran espíritu aventurero y ambicionaran fortuna. El
desarrollo de la navegación a vela - que sustituyó a los grandes barcos de remo
- produjo principalmente la carabela, aparecida hacia 1440; un barco de madera,
de alrededor de 25 a 30 metros de largo,
por alrededor de un tercio de ancho. Estaba provista de 3 o 4 mástiles y
en su cubierta se elevaban a proa y a popa “castillos” que servían de
alojamiento a sus oficiales. Eran operadas por una tripulación de entre 15 y 30
hombres.
Las
expediciones marítimas impulsadas por Enrique el Navegante, hijo del Rey de
Portugal, llevaron a los portugueses a
ir descubriendo y asentándose en las costas de África hacia el sur, hasta que
en 1487 descubrieron el Cabo de Buena Esperanza, lo que abría la ruta oriental
hacia las Indias.
Colón buscó perfeccionar permanentemente sus
conocimientos de navegación, dedicándose asiduamente a estudiar cartas marinas,
mapas, y toda clase de relatos de navegantes acerca de viajes a lugares no
frecuentados. Existen diversas teorías según las
cuales Colón había obtenido información muy especial - que mantuvo en secreto -
acerca de la existencia de tierras al oeste de las rutas que frecuentaba sobre
la costa europea del Atlántico. Esa información pudo haberla obtenido de náufragos
o de los relatos de los viejos viajes de
los vikingos.
De todas maneras, es sabido
que Colón concibió su proyecto de navegar hacia las Indias en dirección del
occidente, en base al análisis de algunos documentos que estudió; así como
realizó cálculos cuidadosos de las distancias a recorrer.