Había una vez, hace mucho tiempo, en un río de aguas
cristalinas que regaba un bosque, una gotita de agua; muy simpática ella; que
recibió la noticia de haber sido elegida por el sol para hacer un largo viaje.
-¿Un viaje?- -Preguntó nuestra gotita, entusiasmada
al pajarillo que le dio la noticia-.
-Así es- -respondió el ave- -mañana por la mañana el
señor sol pasará por ti.
-Así fue, muy temprano por la mañana el señor sol
recogió a la gotita, la cual se convirtió en vapor junto con muchas otras de
las gotitas escogidas. En su camino pudo ver como se alejaban los bosques, con
sus árboles y animales, árboles con ventana que eran el hogar de ardillas,
pájaros carpinteros; vio a la manada de lobos llegar de la cacería, contempló
al castor construyendo su casa en el río con troncos…
Y siguió su camino nuestra gotita, hasta que llegó a
las nubes y saludó a muchas gotas que, al igual que ella habían venido de
distintos ríos, unas contaban sus experiencias en el mar, donde los peces habitan,
y las historias de depredador y presa, sobre los grandes tiburones blancos, y
más relatos.
Otras gotitas platicaban sobre los lagos, de las
aves migratorias, y algo que llamó la atención de nuestra gotita: Los seres
humanos.
-Estos seres comen peces- -dijo una gota- -¿Los
comen vivos?- -preguntó la gota de río, que nunca había visto seres humanos.
-No, los matan, y en el lago donde yo vivo, además,
está sucio y antes de venir a las nubes, yo no era cristalina- -dijo la gotita
de lago.
Pasó un poco más de tiempo y al fin regresarían las
gotas a la tierra, por suerte para ella, nuestra gotita de río volvió a su
antiguo hogar, cayendo en el primer aguacero de la estación lluviosa del
bosque; pero encontró cambios en éste. Ya no estaban muchos de sus amigos
pececitos, y se angustió porque su amiga carpa no apareció por ningún lado.
De pronto, las gotas todas se arremolinaron, venía
un humano en un pequeño bote, y continuaron llegando más humanos, que, al
parecer harían un día de campo, pero arrojaron basura y restos de comida al
río.
La asustada gotita de río, viendo que una niña iba
tirar una basura, se dispuso a decir lo siguiente:
-"Amiguita, por favor, no nos arrojes basuras,
nos haces daño, por favor, te suplico, ¡Detente!-
-La pequeñita, un tanto asustada, no tiró la bolsa
de plástico con restos de comida y preguntó: -¿Por qué no les has dicho a mis
padres?-
-“Es que ellos no me escuchan, mi pequeñita, además,
a ustedes los niños les toca cuidarnos, a la infinita cantidad de gotas que
formamos el agua, para que pueda haber los bosques y todos los animales, para
que haya vida en la Tierra."
-Y continuó narrando la gotita y hasta le contó a la
niña sobre su viaje, y la pequeña, que con el paso del tiempo se hizo toda una
mujer de bien, pasó toda su vida luchando por conservar el agua.
Pero, ¿Qué ocurrió con nuestra gotita de río?, Pues
bien, investigué y el resultado de mi investigación es que la gotita sigue
viajando, pero que ahora se encuentra de vacaciones congelada en un glaciar.
Cuando vayas al río, o simplemente cuando abras la llave del agua en tu casa,
pon atención, pues ahí puede ser que encuentres a la protagonista de este
cuento, o si no; es seguro que encuentres a muchísimas gotitas viajeras como
nuestra querida gotita de río, no permitamos que las gotitas que quedan de agua
dejen de realizar su viaje de ida y vuelta, porque si no la Tierra dejará de
ser, el planeta "AZUL."
Autora: Isabel Del Castillo Solís